jueves, 21 de diciembre de 2006

Desencanto

El cine es un arte imperfecto. Mi entusiasmo de los años noventa se ha ido apagando poco a poco, y la verdad es que me duele, me siento un poco vacío. Hace ya un tiempo, unos cuantos años, que voy a la Filmoteca Española, en el cine Doré de Madrid (querida calle Santa Isabel), pero eso no ha conseguido que recupere la anterior fiebre por las películas. Yo creo que, como decía la canción, son cosas de la edad, me hago viejo demasiado pronto, y aquel fuego que necesitaba para el arte que es "casi como un sueño" se ha desvanecido. No por completo, por suerte, pero ahora sólo quedan los rescoldos. Cuando conté en El Perro Cansado el cierre de varios cines en Málaga, entre ellos mi querido cine Victoria, no sólo estaba constatando un hecho puntual, sino la muerte de un tiempo, mi tiempo, el de mi afición por las viejas películas extrañas, desde los tiempos del cine-club universitario. Ahí aprendí a amar este séptimo arte, sin caballerías ni espantos, un cine de imágenes y de pensamientos escurridizos, un cine caótico, como las novelas de Murakami, con esos personajes que no saben bien en qué lado se encuentran, como en las películas malditas de David Lynch, y me acuerdo de aquellos carteles hechos a la vieja usanza, que ponían en el Astoria, otro que ya no está. Murió algo más importante que una sala, falleció esa cosa que nos hacía palpitar, a los viejos y nuevos cinéfilos. Madrid es otra cosa, a la Filmoteca va todo quisque porque es barata la sesión, hay bonos de estudiantes, y adentro se está calentito en invierno. Todas las sesiones están llenas, ya echen una de Welles o un bodrio como Cielo líquido o alguna de SF insufrible, que también me he tragado por puro descuido o inercia.

¿Qué ha sucedido? ¿se cumple lo que dice Peter Greenaway, que el cine es un arte ya cadáver, que lo que empezó como revolucionario, ha devenido academia y de la peor clase, que el cine se limita a ilustrar novelas? Un poco es así. No es que uno guste de los experimentos del inglés, que es posible, lo que no se aguanta ya es la ficción, por eso últimamente me han conmovido sólo documentales, ya sean de Michael Moore, de la crisis argentina o esa joya que es El cielo gira. El documental, como la fotografía realmente sincera, la que no se rinde a la moda o a las manipulaciones políticas, no miente. Asaltar los cielos fue un punto de inflexión. El ciclo documental del Festival de Cine Español Málaga un lugar para reflexionar.

No puedo apenas ver películas que no sea en pantalla grande, por lo que cada vez veo menos (pero las que ví en TV, ¿adónde fueron a parar, que apenas las recuerdo ya, salvo algunas muy raras?). Hay películas que sólo tienen sentido contadas como están, con las imágenes así, sin ningún cambio. Hay todavía películas que me hacen pensar en el mundo, como Munich o El jardinero fiel, o la maravillosa Brokeback Mountain. Pero tengo el sentimiento de que llegará el día en que me quede sólo viendo esas joyas del pasado, en alguna colección, en DVD u otro formato nuevo que salga por entonces. No quiero terminar así, como uno de esos espectadores muertos que se refugian en el pasado, porque todo lo pasado parece brillante, porque el tiempo borró las aristas. Me gustaría seguir descubriendo nuevas maravillas, aunque es muy difícil, tal y como está el panorama de gastado. Frente al despliegue tecnológico, el cine que me sirve es cada vez más artesanal y simple. Frente a los videojuegos y el "cine en corto" de internet, lo que me mueve y me entusiasma es la defensa de la revolución por gente como Godard.



La música es lo que realmente me excita.

Si el cine fuera nuestra música para un momento, y luego morir...

2 comentarios:

Rain (Virginia M.T.) dijo...
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Rain (Virginia M.T.) dijo...

(Sin erratas, el comentario)
Oh, Lukas, creo que difiero de lo que expresas, con esa descarnada manera que tienes de hacerlo, que por un momento, podría coincidir contigo.
Están las películas que raramente se ven en los estrenos. Están filmes como "La vida soñada de los ángeles". Las películas de Jarmusch, los cortos que presentan en concursos, gente joven, ese cine experimental y terrible de los asiáticos...

ah, mas la grandeza de un Fellini, es muy difícil de igualar.

Es verdad, allí está Godard, permanece...

y la música o el último reducto para vivir.

En realidad no estamos al final en un desacuerdo real.

Salute.