Frente a esta magia imperecedera, La música del diablo de Miguel Ángel Prieto insiste en lo mismo de siempre, las leyendas urbanas del rock, ésas que todos conocen y que se asocian con la parte demoníaca de una música que nació del espíritu de lucha negro y que acabó bailando en la misma pista de hollín, todos en el mismo barco que naufraga. Una música ya inocua. Calamaro, otro que dice jugó con los tópicos--el infierno quedó atrás, ahora vive de las rentas; pero aquí no puede haber vida sana ni nada creativo.

Hao-Fu Zhang, y su obra para cuarteto y clarinete: los cuartetos nº 2 y 3, y el Quinteto para clarinete, con el Cuarteto Danel (Cypres): si el nº 2 es un sentido homenaje a Edison Denísov, el nº 3 presenta influencias claramente del folklore chino, mientras que en el quinteto hay ecos maravillosos de Messiaen y su Cuarteto para el fin de los tiempos. Música difícil, pero que juega con la tradición sabiamente, y que necesita más de una escucha.
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