jueves, 21 de diciembre de 2006

Radio recuerdos

Estoy escuchando Clásicos Populares, ese programilla de la sobremesa que me resulta hartante (pero a veces lo pongo, está también en Radio 1, no hay manera de escuchar otra cosa a esas horas), cuando conectan con Roberto Alagna para que dé explicaciones sobre el incidente del día 7 de este mes en La Scala milanesa. El cantante, atribulado aún, sin haber dormido en los últimos días, cuenta poco a poco y dando detalles lo que ocurrió. Me entero en esos momentos, porque antes he oído campanas sin saber bien dónde. Sólo había escuchado que otro tenor salió a sustituirle, en vaqueros, se dice. En efecto, tras el abucheo inesperado para el cantante, se largó, dijo que el suelo se hundía bajo sus pies, y tuvo que salir el otro. Ahora Lissner dice que no puede continuar. Alagna no se explica lo sucedido, porque esa noche cantó muy bien, fue justo la representación tras el estreno. Trató de cantar como el público quería, pero éste no le perdonó unas declaraciones en la prensa, en donde había criticado un poco a ese mismo público. Y pienso, mientras oigo esto, en la otra vez en que le entrevistaron en este mismo programa, cuando lo del CD con las canciones de Luis Mariano. Ahora el ambiente es muy distinto, este hombre parece hundido, y en la despedida le dan ánimos, pero todo es un poco turbio. Cuando abro el El País del 15 de diciembre, el pasado viernes, veo que viene una entrevista con él, en donde viene a decir lo mismo, pero con más detalles y palabras escritas. A lo mejor no es gran cosa, pero lo del complot es casi seguro. Si alguien en la misma puerta ya lo amenazó, si en su camerino había otro calentando la voz, si está Lissner de por medio, entonces hay lío...

Pienso en la radio, hace muchos años, cuando Radio 3 era realmente cultural (y no cultureta como ahora), cuando existía Radiocadena española, hasta Radio 4... Programas que me marcaron: Rosa de sanatorio, con José Luis Moreno Ruiz, en donde escuché por vez primera a Albert Pla en catalán, a Corcobado, y a otras rarezas inclasificables. Y todo esto aderezado con escritos del propio presentador (bajo los efectos del Nolotil) y de surrealistas divinos, poesía de Bergamín, de Buñuel, de Cernuda, quién sabe. Hay que tener en cuenta que lo echaban de 2 a 3 de la mañana, y que yo no dormía para escucharlo, en una vieja radio portátil, un trasto que sin embargo me acompañó todo aquel tiempo, yo creo que la misma que un colega y yo robamos del instituto en una de nuestras incursiones salvajes. En el instituto me aburría muchísimo, sobre a todo a partir de 2º de BUP, y lo que podía hacer para escapar era escuchar la radio, escribir, escribir y leer, y ver películas en casa de este amigo salvaje (ahora está hecho un satánico asqueroso). En la radio 3 de entonces se podía escuchar poesía, de hecho yo mandé algún que otro trabajito, y recuerdo que me invitaron a ir a la radio, pero estaba solo, no tenía quién me acompañara, se lo dije a Claudio pero no quiso. Yo por entonces no conocía a ninguna bruja, por suerte o por desgracia. Cuando llegó esa música belga asquerosa, el acid house y toda esa morralla, dejé poco a poco de escuchar esa emisora. Cámara de ecos estaba bien y ponía música gótica y extraña, pero Síndrome de plástico, con un presentador de lo más imbécil, me sacó de quicio, me expulsó de mi paraíso de color negro. Lo mejor: en Radiocadena, a las señales horarias, una pieza de música malagueña, aquí también hubo movida, y de las buenas. Ahora esos nombres de grupos me traen recuerdos de tardes que se convertían en noches suaves, en tardes con campanas azules: El Correo del Zar, Siete Siglas, Etílicos, nombres que resuenan como flores salvajes en un jardín abandonado. Poesía contra la soledad, una habitación, un ambiente deprimente, unos vecinos que sólo escuchaban Max Mix 3 o Modern Talking...

No hay comentarios: